La vivienda se presenta con una morfología compleja, dos espacios unidos por un largo pasillo. El espacio de la entrada a la vivienda, contaba con tres dormitorios, y al otro lado del pasillo se encontraba otro dormitorio, el salón y las zonas húmedas (baño y cocina).

El programa de necesidades era claro, tres  dormitorios (uno para uso de despacho), dos baños, salón y cocina. Para ello y tratando de hacer la vivienda más funcional, se le dio la vuelta, dejando en la  entrada a la vivienda los usos más públicos (el salón y el despacho) y la zona de uso más privado  (los dormitorios y zonas húmedas) al fondo.

Con la redistribución de la vivienda se consiguió sacar más partido a las diferentes estancias y dar cabida a un segundo baño.

En todo momento se buscó un estilo con toques industriales, como el gesto de marcar los radiadores y su instalación, hasta el punto de dejarlos exentos y lacados en color antracita, o dejar un paño de fábrica de ladrillo.

En la cocina se paso de una bancada a dos, permitiendo ampliar almacenaje y zona de encimera. Los colores buscan contraste con la calidez del resto de la vivienda, se opto por un gris antracita en acabado mate para los muebles, a excepción de los altos que son en acabado madera.  Contrastando todo ello a su vez con los tonos claros de los alicatados.